En el silencio de la tarde y en la bonanza de la mañana. En el gorjear de los pájaros y en el murmurar de las hojas con el viento. En la tibia quietud del sol en el alba. En las gotas de rocío. En la gracia quieta de las florecillas que juguetean con la brisa. En el constante reír de las olas. En el mutismo milenario de las montañas. En el cielo azul rasgado por el vuelo del águila. En el sueño del niño en su cuna. Allí, simplemente allí, se refleja la sonrisa de Dios. Y en aquellos instantes cuando todo oscurece. Cuando crees tener sobre tus espaldas el peso de todo el dolor. Cuando bebes el cáliz del sufrimiento. Cuando sientes el desprecio de la gente. Cuando te acongoja el hambre y la necesidad. Cuando sientes que sería mejor que la tierra se abriera bajo tus pies y te ocultase. Cuando lloras en silencio. Cuando el dolor oprime tu pecho. Cuando ríes y cuando sufres. Cuando amas y desprecias. Cuando te comportas nada más que como humano, Dios está a tu lado con una sonrisa amplia en tu alegría o con los ojos llorosos en tu tristeza. Cuando te metes en problemas y cavas tu dolor con tenacidad y porfía, ahí tambien está él, velando en tu derrota y esperando confiado a que decidas que ya es suficiente para seguir bregando atajos solitarios. En todo instante, en el aura y en la voz, en los solsticios de verano y en la fría noche del invierno. En la algarabia de la niñez y en la quietud de la ancianidad. En la borrasca impetuosa de la adolescencia y en la placidez de la edad madura. Camina a tu lado en silencio, esperando una oportunidad para demostrarte que tú, a sus ojos, eres único o única. Maravillosamente especial. Su creación favorita. La más presea de su tesoro. Mienten cuando dicen que Dios se aleja de ti, cuando dicen que nos abandona. Es un engaño creer que Dios se complace con tu dolor y que en esos momentos te ha dejado solo. Es una idea de origen maligno creer que Dios estará contigo sólo si te portas bien o si realizas buenas acciones. Ese es un engaño de alguien que no se resigna a creer que el amor de Dios es condicional. Que está y no está. De verdad que Dios es justo, sin embargo, su justicia no es implacable. En el fondo, quienes se condenan a sí mismo son aquellos que no se resignan a aceptar el amor perdonador de Dios. ¿Te equivocaste? ¿Te han herido? ¿Dañaste a alguien concientemente? ¿Crees que no vale la pena seguir viviendo con todo ese peso encima? Pues no les creas a quienes te dijeron que Dios se ha alejado. Acude a él. Dios no espera que cambiemos para perdonarnos. En todo momento Dios está presente. En todo instante te espera. En cada segundo está pendiente de ti, para que aceptes la gracia maravillosa de su amor. ¿Que pensarias de aquel qe cuando recibe un obsequio quiere pagarlo? no sé como reaccionarías tú, pero yo me ofendería. Cuando hago un regalo es porque siento que es algo que quiero hacer y porque me agrada darlo. Dios nos ha dado el obsequio de su amor y su justicia mediante el sacrificio de Jesús, y nosotros, no creyendo que tanto amor es posible, queremos pagarlo de la única manera torpe que se nos ocurre, realizando obras buenas para ganar su misericordia y hacernos "merecedores" de su gracia. La gracia no se puede comprar. Es algo que está más allá de nuestras posibilidades. Dios nunca nos ha abandonado aunque a veces su presencia se sienta más lejana debido a nuestra propia actitud. Así que amigo o amiga, levanta la frente, sonríe, eres un hijo o hija del Dios altísimo, del rey del universo. Deja tus cargas a sus pies y descansa en su gracia. Todo lo que vendrá después será resultado de su gracia y de la paz que sólo él puede dar.
De Miguel Angel Núñez, Filósofo y Teólogo
viernes, 23 de mayo de 2008
Siempre Presente
jueves, 22 de mayo de 2008
Transfusiones Sanguíneas y el Riesgo al VIH
¿Cómo se infectó con el VIH?
En niños menores de 13 años de edad más del 90% de los casos se deben a la transmisión del virus desde la madre al hijo. El otro 10% corresponde a hemofílicos o niños que recibieron sangre. En Medicina, soy de las que apoyan la teoría de que se debe ir desde lo más frecuente a lo menos frecuente, con esto no quiero dejar dicho que nos olvidemos de los casos infrecuentes, al contrario... hay que mantenerlos por algún lugar de nuestra memoria.
Acontece que tras la realización de las pruebas para detectar VIH en la madre resulta ser esta no reactiva (VIH negativa). ¿Y qué nos queda? La historia de la transfusión de sangre que le realizaron a la niña para "mejorar su inmunidad". Efectivamente así se infectó, a no ser que la madre no sea realmente la madre... ehhh descartemos esa posibilidad y veamos cuales vertientes emergen de una infección a VIH por transfusiones sanguíneas:
1ero. El de la Persona Transfundida: En este caso una niña de 2 meses de edad a la que trataban de mejorar su inmunidad resultando empeorándosela al sumergerla a una inmunodepresión profunda.
2do. El de los Padres: Es obvio que la vida le cambia a peor, sea en la esfera economica, sanitaria, mental, conyugal y social.
3ro. El de las Autoridades de Salud: Enfatizando el problema del período ventana (período que se corresponde con el primer estadio de la infección, es decir que, a pesar de un resultado negativo, la persona puede estar infectada y, por lo tanto, transmitir el virus, debido a que el organismo no ha tenido aún tiempo de desarrollar la suficiente cantidad de anticuerpos en la sangre para ser detectados a través del Test de ELISA) o en su defecto, enfantizando el problema a los Bancos de Sangre(donadores, personal técnico y calidad de los reactivos).
Ante estas vertientes considero que para evitar que casos como este lo ideal es transfundir sangre solo cuando sea estrictamente necesario, que el donador sea una persona cuyos lazos no sólo se unan por el imprescindible hecho de poseer sangre compatible sino que también por lazos familiares lo más cercano posible que permitan conocer a profundidad al donador y que las autoridades que competen el sector salud apliquen parte del presupuesto para una mejor capacitación del pesronal técnico y mejoría de los reactivos.
miércoles, 21 de mayo de 2008
Lo que Nuestro Celular puede hacer (y no sabemos)?
domingo, 18 de mayo de 2008
¡Cúanto te Agradezco PapaDios!
Te Agradezco!
Doy gracias a ti...
Por mi latido, por mi respiro... por mi vida!
Wow! ¡Cúanto te agradezco el haberme puesto
en manos de esos angeles
a quienes llamamos padres... mis padres!
Si, ellos/as también!
te agradezco que los/as hayas puesto en mi andar...
mi gente, mis amigos/as!
Pretendo que sea esto tan sólo de 22 líneas,
¿Por qué?
Ocurrencias mías!
Lo cierto es que si eso quiero
como que el título debe ser removido:
¡Cúanto!?
¡Si 22 líneas no son suficientes!
Sinnúmeros de momentos que agradecerte hay...
Mi interior lo sabe, tú lo sabes! y me quedan 3:
Gracias por lo que me das...
Por lo que en fé darás, y si,
por aquello que no me das... Te quiero!